Calle José Abascal nº 32, Bajo Izquierda, 28003 MADRID
Tlfs: 910809656 y 640135794
email: recepcion@anclapsicologiaclinica.es
Cuéntanos
“Mis padres quieren que apruebe y yo lo que quiero es ser popular”
En consulta, son muchas las ocasiones en las que los padres y las madres demandan un tipo de ayuda diferente al que reclaman sus hijos e hijas adolescentes. Ambos tienen sus propias necesidades y expectativas y ambos las consideran las más significativas en el momento en el que llegan. Y, sin duda, para nosotras, las psicólogas infanto-juveniles, ambas son legítimas por igual siempre que no impliquen daño.
“Mis padres no entienden que a mí lo que me importa es salir, mis amigas, comprarme ropa y mi móvil”. Y, en ocasiones, sí que lo entienden pero no comparten la magnitud y exclusividad que sus hijos e hijas les otorgan.
Para un o una adolescente, su área social y su área física, son las dos áreas de su autoestima (y de su vida) que priorizan por encima del resto, y casi todos sus esfuerzos (que, normalmente, son muchos) van dirigidos a henchir estas dos parcelas del mayor número de experiencias posibles de éxito. Dedican parte de sus jornadas, de sus reflexiones, conversaciones y sueños a tratar de colmar su “autoconcepto”. Éste, que funciona como el total de elementos y características que les describen, les permite a los y las adolescentes informar a su “autoestima” de cuan valioso es cada repertorio conductual añadido. Es la “tiranía de la adolescencia”: una mochila cargada de “tengo que” donde apenas queda hueco para apuntes y libros o, al menos, ha de parecerlo.
“Ya no sabemos qué hacer para que estudie. No pone ningún interés, no hace nada, no coge apuntes, suspende las asignaturas más importantes y se pasa todo el día con el móvil y con el ordenador”. Para los padres y las madres, las áreas física y social de la vida de su hijo o hija son influyentes pero sin dejar de lado, en ningún caso, el resto de áreas: académica, principalmente, familiar y moral. Y es cierto que deberían contar con el mismo peso que el ser “socialmente competente” o “físicamente atractivo/a” (además de ser relevante en las redes u ocupar los primeros puestos de significancia en la clase); sin embargo, en la etapa de la inmediatez prevalece lo que se ve y que todo lo que se vea, “rente”.
Así pues, la manera en que adherimos a los adolescentes, trabajamos con ellos y con ellas, certificamos sus deseos como válidos, a la vez que amortiguamos y entrenamos a los padres, a las madres y les enseñamos a aproximarse a ambos a las necesidades del otro/a, hará que el objetivo común emerja y se vea satisfecho para los dos “equipos”. La forma en la que los psicólogos y psicólogas unificamos, compatibilizamos y respondemos a los diferentes motivos de consulta de la misma familia, permitirá que ésta solidifique su tejido afectivo y emocional.
“Mis padres no saben lo duro qué es ser adolescente. Se nota que ellos no lo han vivido. Hoy en día es como una carrera donde has de llegar siempre la primera en todo lo que se lleva. ¿Les puedes explicar a mis padres que las notas no son lo más importante de la vida?…” (A., 14 años.)
Jessica C. Fernández
Directora Clínica Ancla Piscología