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Tener TDAH es querer hacer muchas cosas a la vez…
«En mi cerebro tenía muchas neuronas nerviosas y una neurona muy buena. Mira, eran así, había muchas y muy fuertes en un lado de mi cabeza y otra, como ésta, buena y sola en el otro lado. Cuando yo estaba antes en el cole o en casa haciendo los deberes, se peleaban y siempre ganaban las neuronas nerviosas, por eso yo me portaba mal y no escuchaba las cosas que me decían… Cuando aprendí los trucos de la voz de la mente, todas estas neuronas nerviosas se intentaron pelear, pero se convirtieron en buenas y se mudaron al otro lado guay del cerebro, por eso ahora hay muchas buenas y sólo una nerviosa que es muy pequeña para pelear.
Sólo a veces, cuando estoy cansado, mi neurona nerviosa gana un poquito y me enfado, pero luego duermo bien y al día siguiente estoy contento …»
Así explicaba Roberto, de 10 años, con lápices de colores en las manos, qué ocurría en su cerebro antes de aprender a regular algunos de los indicadores que siente y percibe cada día desde que recuerda. Roberto tiene TDAH, Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, y desde que se levanta cada mañana ha de hacer enormes esfuerzos por cumplir o intentar cumplir cada una de las tareas que el resto… hacemos apenas sin darnos cuenta. Desde que se despierta, ha de inhibir su inquietud motriz, su necesidad de apresurarse, su avidez por la inmediatez…
Cuando llega al colegio, debe controlar su cuerpo y mantenerlo sentado mientras sus neuronas pelean por el territorio más preciado, debe escuchar y aprender de la profesora mientras los ruidos de papeles, rotuladores, coches que pasan por la calle y resto de estímulos imperceptibles para el resto, le llegan al mismo volumen que el último punto del tema de Science.
Cuando por fin suena el ansiado timbre del recreo, Roberto ha de sostener su cuerpo como puede y volver a demorar hasta que la profesora permite la salida al patio. Es entonces cuando Roberto ha de volver a controlar: no puede saltarse la fila, ni botar el balón mientras está en ella, ni empezar a jugar hasta que no lleguen todos, ni adelantarse a tirar, ni regatear con patada…
Sólo ha de contener su cuerpo, sus imperiosas ganas de moverse, su motor de gran cilindrada…, sólo ha de gestionar su dificultad para perder y enfadarse sin gritar e intentar comer el almuerzo sin perderlo a medio camino mientras, a mitad de juego, se apresura a ir al baño… Sólo ha de intentar hacer lo que el resto, pero con muchas neuronas nerviosas, una sola buena y, ahora… nuevos trucos que le permitirán ganar algunas de las batallas…
Llevo más de 10 años atendiendo, enseñando y, sobre todo, queriendo a niños, niñas y adolescentes con TDAH, y una de las muchas cosas que puedo decir es que… desde que despiertan hasta que duermen, los que más se esfuerzan, los que más sufren, los que más aguantan, los que más lo intentan, y los que más quieren… son ellos y ellas.
Y quizás sea porque son ellos y ellas los que más empeño ponen en ser mejores y hacerlo mejor (sin que, en ocasiones, siquiera nos demos cuenta de lo mucho que lo intentan), lo que les convierte en algo que el resto no seremos nunca; quizás pueda ser por su enorme capacidad de adaptación, de compensación o por resiliencia, quizás…, pero de lo que sí estoy segura, después de todos estos años, es que todos y todas las niñas con TDAH que he conocido son extraordinariamente únicos, inspiradores y emocionantes.
Tener TDAH, como me explicó Roberto un día al final de nuestra sesión, es querer hacer muchas cosas a la vez; pero tener TDAH es, sobre todo, tener muchas cosas que enseñar”.
Jessica C. Fernández
Directora Clínica ANCLA Psicología Clínica