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“Yo le quiero mucho, pero…tengo envidia de él”
Así expresa Víctor, de 8 años, lo que siente cuando habla de su hermano Jose, dos años más pequeño que él.
La vivencia de los celos implica una experiencia subjetiva de malestar y frustración independiente, en muchas ocasiones, de los hechos que la provoquen o perpetúen. En la vida de un hijo o una hija, los celos pueden aparecer ante la llegada de un nuevo hermano o hermana, a partir de las características temperamentales o desde el aprendizaje guiado por la crianza afectiva de los padres y las madres. Sea cual sea el punto de partida, los celos siempre se nutren de los sentimientos de envidia y resentimiento hacia la persona que se percibe como rival e invasor del espacio afectivo.
“Mamá y papá nunca le regañan, siempre le hacen más caso que a mí y le dicen muchas veces las cosas que hace bien. Sólo se fijan en él y en las risas que hace…”
Alicia, de 7 años, manifiesta así cómo percibe la interacción de sus padres hacia su hermano pequeño, interacción que le hace sufrir enormemente y que le aleja cada día un poco más de su hermano…
La experiencia de los celos, avalada o no por acontecimientos objetivos, se mantiene siempre por la percepción intransferible que tiene un hijo o una hija acerca de la interacción de su rival con las personas que más quiere. Perciben que su hermano o su hermana les restan calidad y cantidad de la atención y el afecto de sus padres y sus madres; perciben que ocupan un segundo lugar en el orgullo y satisfacción de sus fuentes de seguridad; perciben que, si no hubiesen llegado “sus enemigos” en forma de hermanos o hermanas, su vida y sus logros serían lo más preciado.
“Yo lo intento, pero no me sale como a ella; mi hermana saca mejores notas y siempre la invitan a cumples. Ella sabe hacer caso a mi madre y no pega cuando se enfada, pero yo creo que es que nació así…”
Mario, de 9 años, expresa con tristeza y mientras trata de vencer los celos hacia su hermana Marta, de 11, cómo se siente y se percibe a sí mismo en aquellas áreas que más le importan.
Los celos son sentimientos insidiosos que regalan consecuencias muy nocivas para el autoconcepto y autoestima de los pequeños y pequeñas. En la vida de Mario, los celos han mermado el valor de sus habilidades más poderosas y han oscurecido cada éxito. De ahí, y de lo mucho que pueden llegar a interferir en las relaciones familiares y afectivas, la enorme importancia de intervenir sobre estos sentimientos tan desleales.
“A veces le hago tanta manía que la odio. Ya les he dicho a papá y a mamá que es mala, pero ellos no quieren darse cuenta. Están ciegos: sólo ven cuando ella se porta bien pero cuando se porta tan mal, ellos no quieren enterarse porque es su favorita. Sólo me castigan a mí…”
Rodrigo, de 6 años, pone en lenguaje y en conducta agresiva las emociones y sentimientos que le genera compartir lo más preciado para él. Guiado por los celos hacia su hermano mayor, hace atribuciones inadecuadas de sus errores, culpa a su hermano de su malestar, de sus equivocaciones… Pasa casi todo el día de mal humor y apenas se permite disfrutar de un solo espacio en familia…
Los celos mantenidos en el tiempo y sin ayuda, fracturan las relaciones más valiosas…
“Yo le quiero mucho, …pero tengo envidia de él. Si tú me ayudas y me enseñas trucos para no querer ser como mi hermano, me voy a enfadar menos y voy a tener menos nervios en el estófago”.
Jessica C. Fernández.
Directora Clínica Ancla Psicología.